domingo, 20 de marzo de 2016

Domingo.

La cucharita giraba alrededor de un medio café ya frío. Sobre la mesa el cenicero lleno era más elocuente que el desmemoriado reloj, la mañana había pasado sin producir más que el aburrimiento dominical acostumbrado. De vez en cuando la esposa pasaba haciendo el recuento a media voz de los quehaceres domésticos hechos y por hacer, pero él no le prestaba atención, ella era parte del paisaje y de la rutina de los últimos años. No había notado que estaba más delgada ni que los mandados la demoraban más que antes.
Se paró pesadamente, llenó por tercera vez su taza luego de vaciar el resto frío del anterior café en la pileta, que hasta ese momento exhibía más de dos horas de impoluta limpieza. Volvió a su ostracismo preocupado por el suplemento deportivo, "- hace 20 años que estos perros no ganan algo!" esputó al aire como dando una sentencia, mientras apagaba el pucho en el cenicero que ya no aceptaba más sobras y devolvía la agresión arrojando cenizas sobre el periódico.
La puerta marcó el regreso de ella que pasó con dos bolsas en las manos y una canción en el rostro.

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