El rincón de los zapatos
se despobló,
hasta alcanzar, nuevamente,
su singularidad
femenina.
En el otro extremo
de ese plural desencuentro,
viaja, tristemente,
la singularidad masculina.
Como imanes contrapuestos,
de polos entremezclados,
encuentros y desencuentros:
¿los enamorados?
walter
se despobló,
hasta alcanzar, nuevamente,
su singularidad
femenina.
En el otro extremo
de ese plural desencuentro,
viaja, tristemente,
la singularidad masculina.
Como imanes contrapuestos,
de polos entremezclados,
encuentros y desencuentros:
¿los enamorados?
walter
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Lee, pensà, soñà: La vida es una mentira compartida.